palabras para mis amigas sin hijos

Cuando pensé en escribir unas palabras para una amiga sin hijos que enfrenta la decisión de ser mamá, me di cuenta que no iba a ser fácil. Después de algunos años de haber pasado por esa etapa, había olvidado lo difícil que era tomar esa decisión. Se me había olvidado el miedo que sentía y sobre todo la incertidumbre que tenía sobre mi futuro.

 

Y cuando empecé a entrevistar a mis amigas que estaban pasando por esto sentí que todos estos sentimientos regresaron a mi, como si lo estuviera viviendo otra vez. Después de platicar, a veces por horas, me di cuenta de algo poderoso que no hemos logrado entender como sociedad: lo que menos necesitamos es otro consejo, lo que más necesitamos es cerrar la boca y mostrar nuestro apoyo.

 

Por eso decidí que las palabras para una amiga sin hijos no iban a ser consejos sobre lo que tienen que hacer con su vida y su decisión de ser mamás. Iba a ser apoyo y empatía.

 

Me recordé, como si fuera ayer, de la cantidad de consejos y cuestionamientos que recibimos constantemente, de parte de familia, amistades, de la suegra, de colegas, ¡De completos extraños!, y más poderoso aún, los cuestionamientos que nos hacemos nosotras, de si vamos a lograr ser una buena mamá y una profesional.

 

Porque primero hay que “conseguir” un buen hombre, hay que “formalizar” la relación, y cuando te casas hay que empezar a buscar el primer hijo. Y aunque me gustaría decir que todo va a acabar cuando quedes embarazada, la verdad es que la presión apenas comienza. No, no importa si te acabas de casar o si llevas 7 años de casada o sientes que apenas estás empezando a vivir, no importa si quieres viajar, si quieres disfrutar de tu independencia, si quieres disfrutar de tu pareja, si no estas segura de que quieres hijos.

 

Es por eso que las palabras para una amiga sin hijos, es que entiendo ahora como preguntarle constantemente: “¿Y tú para cuando?” es una manera bien sutil, inconsciente e indiscreta de exigirle explicaciones y hasta de darle a entender, en manera de recordatorio, que tiene que empezar a cumplir los roles que esperamos que cumplas. Y pobre de ella si se va de viaje con su pareja, todos andan esperando que regrese “con el encargo”.
Y es que, cuando FINALMENTE tengas a tu primer hijo y todavía no entiendas que diablos acaba de pasar, vamos a empezrarte a preguntar para cuando viene la parejita – porque el primero no puede quedarse solito (pobrecito), le cae bien tener compañía. Y mala suerte si sólos quiere tener dos hijos y el segundo no es la parejita porque te va a tocar buscarla. Y lo más increíble de esto es que la presión la hacemos sutilmente, con bromas, con comentarios bien intencionados e inconscientes que son recordatorios constantes que es hora de llenar las expectativas.

 

Y pareciera que la presión termina cuando ya se tienen los hijos que todos querían. Allí ya nadie jode, ya nadie pregunta, ya todos están SACIADOS. Ya cumpliste, ya llenaste ese rol que todos esperamos y hasta exigimos.
Las palabras para una amiga sin hijos es que no entiendo por qué en lugar de compartir historias de éxito, nos obsesionamos por contar todas las historias malas que conocemos: que escuchamos de una amiga renunció a su trabajo para cuidar a los niños y que se deprimió, que se volvió loca. Que vimos en las noticias que cerraron una guardería porque maltrataban a los niños, que una amiga de una amiga se puso a llorar porque su hijo ya no la quería y prefería quedarse con los abuelitos.

 

Y lo más curioso es que, cuando uno acaba de salir del colegio (en el mejor de los casos), nos  incentivan a ser jóvenes profesionales, a terminar la universidad, a superarnos, a buscar un buen trabajo. Pero unos años más tarde pareciera que pedimos que dejen todo eso por los hijos, “Porque ellos son la prioridad”. “Porque tienen que estar con su mamá”. “Porque los hijos son más seguros de ellos mismos con mamás que se quedan en casa”.

Las palabras para una amiga sin hijos es que no entiendo por qué en lugar de alentar y ayudar a continuar con su vida profesional, les recordamos constantemente el costo tan alto de tener hijos: que es duro, que tienen que aprovechar a dormir ahorita que no tienen bebes, que no van a tener tiempo en pareja, que pobrecito el bebé que lo va a dejar tan chiquito para ir a trabajar…que es difícil, difícil, difícil….Pero oye, todo el sacrificio vale la pena, que tener bebés es lindo, que sólo va a dejar de dormir, comer, tener sexo, viajar, trabajar, ser ella.
Y me frustra saber que no puedo callar a todos y todas las voces que sienten la obligación de recordarle constantemente lo que falta para llenar las expectativas de lo que es ser mujer.
Las palabras para una amiga sin hijos sería un “lo siento”, porque si piensa que tener un hijo es como entrar en la zona desconocida, la maternidad se vuelve un momento donde las profecías escuchadas se empiezan a cumplir… porque si es difícil, ya no se duerme como antes y no hay tanto tiempo en pareja. Y empiezas a pensar que todas las profecías se harán realidad, y en especial la que dice que uno no puede ser la mejor mamá para sus hijos, si no se dedica a ellos por tiempo completo. Porque regresar al trabajo es casi como dar un salto de fe con los ojos vendados y las manos atadas. Porque todas éstas historias negativas, se van a volver una realidad. Una vez más, el costo de ser mamá y profesional es muy alto.

 

Pobrecito tu hijo”, te dirán a menudo, “Tan chiquito que lo dejaste”. Como un recordatorio muy sutil de que tu hijo sufre porque no escogiste estar con él. Una vez más, pareciera que el costo de ser mamá y profesional es el que nuestros hijos sufran.

 

Las palabras para una amiga sin hijos, es que también existe la remota posibilidad de que agarre esos comentarios y los tire a la….basura. Que aunque no pareciera, si existen mamás felices, trabajadoras, y con hijos que son cuidados por completas “extrañas” que los aman y cuidan como si fueran de ellos. Qué hay niños que no solo no sufren, sino disfrutan estar con sus amigos en la guardería, o en casa con sus abuelitos o solos con su mamá. Que la solución no es el de renunciar a todo, ser una ama de casa frustrada pero feliz con sus hijos. Tampoco es la de ser una profesional exitosa, con constante sentimiento de culpa y con hijos “abandonados”. Las palabras para una amiga sin hijos sería que el rol que va a desarrollar, será el rol que ella y su pareja elijan.

 

Yo escogí alegría, profesión, pareja e hijos al mismo tiempo, y fue porque quise. Ser feliz es una elección, y es algo que aunque ahorita parezca difícil e incierto, se puede lograr. Y si, los comentarios no van a desaparecer: “Pobrecito tu hijo, tan chiquito que lo dejaste”, es algo que escucho seguido, ¿Pero sabes qué? No me da pena, ni culpa decirlo: Mi hijo no es ningún pobrecito, ni abandonado, ni anormal. Es un niño que todos los días me pide ir a jugar con sus amigos mientras su papás trabajan y son felices. Y esto fue MI ELECCIÓN.

 

Palabras para mis amigas sin hijos collagePor eso las palabras para una amiga sin hijos es que no voy a dar más consejos, voy a elegir escuchar. Voy elegir apoyar la decisión que quiera, voy a tratar de que mire la otra cara de la moneda: la positiva, la alentadora, la que no esta acostumbrada a escuchar. Porque todas lo necesitamos. Porque es momento de ser las raíces del cambio.

 

¿Para ti, cuales son los consejos que NO te gustaría escuchar todos los días? ¿Qué quisieras decirle a todos estos comentarios o bromas que escuchas constantemente? Si todavía no sabes como contestar a todos estos comentarios te comparto una idea muy original que fue compartida por una amiga (prometo que te hará reírte un poco).

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